martes, 10 de noviembre de 2015

Análisis de Vals en las ramas – Federico García Lorca

Este poema de Federico García Lorca empieza ubicándonos en una estación: el otoño (“cayó una hoja/ y dos/ y tres.”) y, tras especificar que nos encontramos en aquel momento del año donde las hojas comienzan a caer, nos presenta la imagen de un pez saltando del agua y contrastando, de esta manera, con la figura de la luna (“por la luna nadaba un pez.”), es decir que nos encontramos en la noche. Lo siguiente que sabemos es que nos encontramos a la vera de un rio calmo (“el agua duerme una hora”). La luna descansa sobre los árboles (“La dama/ estaba muerta en la rama.”), quienes empiezan a despojarse de todo, incluso del ruiseñor (“Pero el ruiseñor/ lloraba sus heridas alrededor”), a causa de este cruel otoño que, poco a poco dará lugar al frío invierno con su nieve de marfil (“¡Oh duro marfil de carnes invisibles!”). El invierno viene a destruir la creatividad, la belleza (“y la nieve podría con el mundo”) y es por ello que desea, el yo lírico, que el invierno se retrase (“y las ramas luchaban con el mundo”).

El retraso de la estación ha resultado imposible y, al desaparecer lo humano y la naturaleza, vemos la llegada del invierno a partir del viento duro, helado, que hace daño (“será el cielo para el viento/ duro como una pared”) y, junto con la llegada del invierno, las últimas hojas y ramas se van bailando en el viento helado (“y las ramas desgajadas/ se irán bailando con él.”)

Este poema, si se lo ve textualmente, apunta al cambio estacional entre el otoño y el invierno, pero si ahondamos más en él podemos notar que se trata del final de una relación, podemos ver a trasformación personal, el sufrimiento y la conciencia de la necesidad de una renovación para poder dejar esta etapa atrás y poder comenzar una nueva, por lo tanto el tema central del poema pasa a ser el amor, o la perdida de este, que es un tópico central en toda la generación del 27’. Observamos, además, el ritmo del vals plasmado con el “uno/ y dos/ y tres” cada vez que aparece el estribillo. A partir de este ritmo de baile romántico, notamos una composición que habla sobre el amor, un amor melancólico, representado por la melancolía otoñal. En el otoño las flores se marchitan, los días se acortan, el otoño es triste, trae ánimos de nostalgia llevándonos a reconocer aquello que se tuvo y que se perdió, nos lleva a esa persona, o al recuerdo de esa persona; el color se empieza a morir, nos avisa que viene el invierno, el otoño llega y nos encierra dentro de nuestra propia alma, es un presagio de dolor. La primavera es el nacimiento, el verano es la vida, el otoño la agonía y el invierno la muerte, de esta manera se representa el amor, estando ya en agonía y en encontrando la muerte. El invierno va a matar aquel amor en agonía, y es precisamente por esto que se intenta retrasar la llegada de este y, al convertirse el retraso en un imposible, termina aceptando a pérdida de ese amor y lo deja ir, a la espera de algo nuevo.

Vemos un uso abundante de imágenes, característica de la generación del 27, así como de símbolos y metáforas, encontrando en estas últimas una clara herencia de Góngora.

En el análisis anterior mencionábamos que Machado no estaba a favor del abuso de las metáforas, mientras que García Lorca utiliza a la metáfora como principal elemento en su poesía, llegando a inventar nuevas imágenes líricas, puesto que su generación, la del 27, consideraba a la metáfora como un proceso mágico, concepto heredado de os ultraístas. Vemos, además, otra diferencia con Machado que es la de a preferencia por lo intelectual y no por lo sentimental, y lo podemos ver a partir que casi todos los símbolos y metáforas, si no son todos, se pueden deducir mediante la lógica. Machado es emocional, hay en su obra una búsqueda de verdades universales, en cambio, las imágenes son el vehículo predominante de la generación del 27. Son imágenes ininteligibles de origen cerebral o intelectual, que deben ser penetradas intuitivamente.

Poema:

Cayó una hoja 
y dos 
y tres. 
Por la luna nadaba un pez. 
El agua duerme una hora 
y el mar blanco duerme cien. 
La dama 
estaba muerta en la rama. 
La monja 
cantaba dentro de la toronja. 
La niña 
iba por el pino a la piña. 
Y el pino 
buscaba la plumilla del trino. 
Pero el ruiseñor 
lloraba sus heridas alrededor. 
Y yo también 
porque cayó una hoja 
y dos 
y tres. 
Y una cabeza de cristal 
y un violín de papel 
y la nieve podría con el mundo 
si la nieve durmiera un mes, 
y las ramas luchaban con el mundo 
una a una, 
dos a dos, 
y tres a tres. 
¡Oh duro marfil de carnes invisibles! 
¡Oh golfo sin hormigas del amanecer! 
Con el muuu de las ramas, 
con el ay de las damas, 
con el croo de las ranas, 
y el gloo amarillo de la miel. 
Llegará un torso de sombra 
coronado de laurel. 
Será el cielo para el viento 
duro como una pared 
y las ramas desgajadas 
se irán bailando con él. 
Una a una 
alrededor de la luna, 
dos a dos 
alrededor del sol, 
y tres a tres 
para que los marfiles se duerman bien.

4 comentarios:

  1. guay, esta chulo me ayuda a un trabajo, gracias

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  2. guay, esta chulo me ayuda a un trabajo, gracias

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  3. Hola hermoso poema, pero hago tarea de la escuela sobre cuantas estrofas tiene este poema y no encuentro información

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