jueves, 8 de octubre de 2015

Lo importante en un docente (para mi)

Me parece sumamente importante "[...] la reflexión en la cuestión del conocimiento como punto clave de la construcción (y reconstrucción) de nuevas prácticas en la escuela media, así como también de nuestra identidad como docentes." (Bombini; 2006). Como futuros docentes debe ser vital plantearnos como queremos que sean nuestras clases, que nos preguntemos ¿qué tipo de docente soy? y ¿qué tipo de docente quiero ser? Lo ideal sería que haya coincidencia entre las respuestas a estas dos preguntas: soy el docente que quiero ser, pero ¿si no soy el docente que quiero ser? esta bueno darnos el espacio para autoevaluarnos a nosotros mismos y a nuestras clases.

Bombini dice, más adelante, que "la escuela nos estaría invitando a recuperar las escenas de intercambio verbal, cada una de las instancias que van construyendo esa cotidianidad a través del lenguaje, en las que se juegan siempre relaciones simbólicas, estrategias de poder, representaciones heterogéneas, normas lingüísticas, modos de estigmatización de los sujetos, etc." (Bombini; 2006)

Como docentes tenemos que entender que no existen los alumnos ideales, que cada uno viene con su propio pasado, o presente, y que esto condiciona al aula. Hay que invitar a los alumnos a la charla, a ver qué es lo que les interesa y lo que no, a ver qué es lo que les pasa. Mostrando interés en ellos, interés genuino, recibiremos a cambio interés. Crear un vínculo pedagógico es extremadamente importante, porque no podemos llegar y exponer lo que sabemos y ya (como la profesora de la situación). Estamos tratando de ser otro tipo de docente, un tipo de docente que no expone, sino que participa en la educación de sus alumnos y que los invita a ellos a participar de su propia educación.
En los foros estuvimos reflexionando mucho sobre el tema de qué tipo de docente queremos ser, para ello es importante dejar de ver al otro como “alguien a quien tolerar”, “como fuente de todo mal” y tenemos que aprender a observarlo como un “sujeto pleno de un grupo cultural”.

Yo creo que, como futuros docentes, deberíamos ver al otro como alguien a quien respetar y no como alguien a quien tolerar, porque la tolerancia va muy cerquita de la indiferencia, y, como venimos planteando en las clases, no queremos ser  docentes indiferentes, queremos ser docentes que generan vínculos con sus alumnos y que los respetan. El respeto, a mi parecer, te invita a involucrarte; cuando uno es tolerante "se banca" situaciones porque, reiterando, lo tolera, en cambio el respeto me abre las puertas a debatir, "te respeto pero no pienso igual". Como nos dicen Duschaasky y Skiliar "La tolerancia debilita las diferencias discursivas y enmascara las desigualdades. Cuanto más polarizado se presenta el mundo y más proliferan todo tipo de bunkers, más resuena el discurso de la tolerancia y más se toleran formas inhumanas de vida". (Duschaasky y Skiliar; 2000)

El discurso del otro como “fuente de todo mal” debe ser erradicado, si hay algo que no funciona tienen que haber dos partes que contribuyan a que eso no se solucione. Como dije antes, es vital detenernos a reflexionar sobre nuestras prácticas educativas y desde allí, y con la ayuda del otro, podemos tratar de eliminar, o suavizar, ese “mal”.

Por último, me parece vital que, como futuros docentes, dejemos de estereotipar a nuestros alumnos, porque de esta manera les quitamos la diversidad, que tanto enriquece al aula. Es indispensable que dejemos de lado la lógica binaria y nos propongamos desetiquetar a nuestros estudiantes, que entendamos que el otro es otro y, por ende, no es yo; ésto es sumamente esencial a la hora de la enseñanza, porque, al ser otro, piensa diferente, actúa diferente y entiende diferente; por ello es importantísimo estar en consonancia con ellos, los alumnos, y buscar diferentes estrategias didácticas para cada tipo de curso. Es esencial, entonces, que logremos hacer un diagnóstico del grupo con el que trabajamos para poder brindarles una educación completa. 

Como dice Rousseau "Nacemos capacitados para aprender, pero no sabiendo ni conociendo nada” (Rousseau; 1762). Todos tienen la capacidad de aprender, no seamos nosotros, como docentes, quienes coartemos esa capacidad, quienes les quitemos la avidez de conocimiento, seamos quienes enriquezcan sus mentes y sus almas.

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